El futuro del trabajo, después del Foro Económico Mundial

Por Mariano Barusso | 22 de octubre, 2017

“El 65% de los niños que ingresan hoy a la educación primaria terminarán trabajando en nuevos tipos de trabajos que hoy no existen”.

El nuevo mundo del trabajo que se está configurando a nivel global es uno de ocho grandes cambios en curso que monitoreamos en Asertys desde nuestra fundación; ante todo, por el enorme impacto social y empresarial que tendrá en Latinoamérica, y luego por la relación directa con nuestros servicios de consultoría en transformación organizacional.

En esta línea, la lectura del reciente reporte del Foro Económico Mundial sobre el futuro del trabajo me generó algunas reflexiones que quiero compartir tal como me surgieron:

  • La información respecto de los impactos esperados en la creación y eliminación de empleos es contundente e inclina la balanza más a favor de las voces que venían proclamando que la eliminación de puestos será mayor que la creación. El reporte en cuestión marca una relación de 7MM contra 2MM en los próximos 5 años. ¿Fin de la discusión? No lo sabremos hasta dentro de un par de décadas. Por lo pronto, cuanto más leo al respecto, más intuyo que el saldo futuro será negativo con relación a la creación de empleo.

  • Los resultados también confirman –una vez más– que los principales impulsores de este nuevo panorama están actuando ahora mismo, es decir, no son “tendencias” que podemos pensar que tendrán un impacto futuro en nuestros países, organizaciones o en nosotros mismos en el largo plazo: existen hoy y se profundizarán en los próximos diez años. Por lo tanto, requieren una reacción relativamente urgente de nuestra parte que, es poco esperable que ocurra en tan poco tiempo, debido a la complejidad del tema.

  • Dos condicionantes complican aún más el punto anterior: por un lado, la insuficiente comprensión por parte del ciudadano promedio de la naturaleza disruptiva de este contexto VICA, que el 51% de los profesionales encuestados señala como principal barrera (volveré sobre esto en un próximo artículo) y, por otro lado, la realidad de que los impulsores tecnológicos más importantes de este cambio (Internet móvil, tecnología de la nube, poder de procesamiento) tendrán capacidad auto reproductiva en el corto plazo de la mano de la inteligencia artificial. Los seres humanos solemos poner nuestro genio en crear cosas fascinantes, sin prestar demasiada atención a las “externalidades” que estas generan.

“Esencialmente, las competencias técnicas deberán complementarse con sólidas competencias sociales y de colaboración”.

  • La salida por la vía de la reconversión de las capacidades de los ciudadanos con capacidad para trabajar –me gusta más esta idea que la de “población económicamente activa”–, es sin duda una de las estrategias ética y económicamente necesarias pero, a la vez, abrumadoramente desafiante porque implica el desarrollo programado de capacidades cognitivas y competencias sociales en un nivel y escala sin precedentes (y que, en el caso de muchos países latinoamericanos, están en franca postergación o deterioro). Tengamos en cuenta que los trabajos más amenazados en el presente no son sólo ya los que implican esfuerzo físico y tareas operativas, sino también parte importante de los puestos analíticos y gerenciales que pierden terreno frente a la capacidad de procesamiento superior de los sistemas que se apoyan en la IA.

  • A primera vista, este cambio que puede ser positivo para la economía global –así lo consideran muchos miembros del WEF desde su perspectiva, pero es posiblemente muy negativo para varios millones de ciudadanos… Si le damos una segunda mirada, ¿puede ser realmente bueno para la economía global en el largo plazo? Estamos hablando de mejoras significativas en la productividad de las compañías con un correlato de reducciones también significativas en la capacidad de consumo de muchas personas. Algo para pensar y seguir observando en su devenir.

  • Lo que sí está claro más allá de cualquier “posición” en torno a este fenómeno global es que es un hecho inevitable que debemos dejar de negar para poder generar soluciones novedosas con el paso de los años, y esto desde una perspectiva mucho más amplia que la puramente económica (y, en este sentido, no deja de inquietarme la lucidez y la vigencia del materialismo histórico de Marx).

  • Quiero dejar de lado en esta reflexión rápida las posibles implicancias para las políticas socio económicas a nivel regional o nacional. En el ámbito organizacional ya hay sobrada evidencia para afirmar que: en primer lugar, promover la reconversión de la fuerza de trabajo en cualquier firma o institución es hoy parte de la verdadera responsabilidad social empresaria ejercida por los directorios y la alta gerencia; en segundo lugar, la habilidad para aprender es “la” competencia central a desarrollar y; por último, este debe ser un esfuerzo compartido tanto por los líderes formales como por sus colaboradores (y de manera equitativa), que va mucho más allá de lo que las áreas de Capital Humano puedan y deban hacer.

  • Con relación a este último punto, no deja aún de llamarme la atención que la primera estrategia de corto plazo que se identifica al final del reporte sea…¡reinventar la función de Recursos Humanos! No porque no esté de acuerdo, sino porque la innovación sistémica debe ocurrir en las creencias, el comportamiento y la prácticas del management en general (incluyendo a los Directorios). Pareciera que los ejecutivos de Recursos Humanos de todo el mundo que opinaron en este reporte, sienten tanta culpa en el ejercicio de su rol que no pueden ver que la responsabilidad transformacional de este tema se encuentra mucho más allá de ellos.

“Solo el 53% de los directores de recursos humanos encuestados dicen tener un nivel de confianza razonable o elevado respecto de la adecuación de la estrategia laboral futura de su organización necesaria para estar preparados para estos cambios”.

Finalmente, pienso en cada uno de nosotros… estemos atentos y no supongamos que este nuevo escenario no nos va a afectar. Ninguno de nosotros estará exento, por lo cual, mantengámonos despiertos, curiosos y activos a lo largo de toda nuestra vida, repensemos todos los años qué es lo que nos gusta, cómo podemos innovar y ser los mejores en lo que hacemos, y disfrutemos mucho de aprender siempre algo nuevo. No confundamos a los medios de producción con nuestra capacidad generativa y recordemos que “detrás de todo trabajo, hay un proyecto de vida” o, al menos, debería haberlo.

Imagen de portada: TEST-PREPARATION FACTORY Illustration for the New York Times – Till Hafenbrak