Bobby McFerrin y las funciones universales del liderar

Por Mariano Barusso | 25 de marzo, 2014

La relación entre las organizaciones, la música y la improvisación es un frondoso campo de investigación desde hace más de un decenio en los estudios organizacionales, junto con el estudio de las organizaciones musicales en sí mismas, particularmente en el campo de la música clásica y del jazz. Es una metáfora potente para los que trabajamos en la comprensión de las culturas corporativas y es una realidad innegable: cada organización tiene su propia forma de sonar, componer y ejecutar.

Me conecté nuevamente con esto porque como verán en publicaciones anteriores, la música está siempre con nosotros y, sobre todo, al volver a ver el convincente video «The Power of the Pentatonic Scale» de Bobby McFerrin en el World Science Festival, cuando en unos pocos segundos despierta en la audiencia la sonoridad arquetípica de la escala pentatónica, poniéndolos a cantar y a seguirlo, tan solo con su voz y el movimiento de su cuerpo. Un ejemplo claro de influencia como líder de ese momento.

No puedo dejar de asimilar este fenómeno de influencia al proceso de liderazgo más amplio y, en particular, al ejercicio de funciones de liderazgo gerencial, algo a lo que le damos mucha importancia en cualquier intervención organizacional. De hecho, algo que diferencia el liderar de cualquier otro proceso de influencia es el ejercicio diseñado o espontáneo de algunas funciones vitales para la efectividad y madurez de la organización, por ser necesidades conscientes e inconscientes de sus integrantes (y de stakeholders externos). Como miembros de diversas organizaciones, todos sabemos que las personas y los equipos vibran positivamente como una cuerda bien pulsada siempre que una de estas necesidades universales son tocadas por personas o equipos legitimados en ese rol, asumiendo de esta manera el liderazgo reconocido de esos equipos.

Pero, ¿cuáles son algunas de estas funciones que se vinculan en el sentir de la organización como notas de una escala universal?

  • La construcción de justicia y equidad.
  • La provisión de sentido y rumbo.
  • La contención en los momentos de cambio.
  • El desarrollo del potencial de las personas.
  • La guía en el desempeño, entre otras.

Las mismas pueden y deben ser transformadas en prácticas formales de liderazgo gerencial, pero sabemos que este pasaje a lo formal es más sustentable si se basa primero en la comprensión de estas necesidades universales aglutinadoras de las organizaciones humanas.

Las personas o equipos de conducción que pretendan lograr maestría en su liderar, tienen al alcance de la mano la oportunidad de escuchar esas notas que resuenan en sus equipos, ensayar con inspiración y disciplina esa obra mágica que se estrena todos los días del servicio de la organización a sus clientes y dirigir a quienes los siguen para orquestarse de una manera magistral.

Gracias Bobby por tu música y por el estímulo para esas ideas. ¡Que tengan buena semana!