Los procesos de integración o M&A conllevan siempre buenas y malas noticias, pero, sobre todo, una incertidumbre que puede durar meses o años a partir de su decisión y/o anuncio. Y son eso, un proceso, no un evento.
Una constante en todos los años y con todos los equipos de conducción que he acompañado hasta el presente es ayudarlos con amorosa firmeza a que tomen consciencia de que portan dos sombreros.
Si queremos ayudar nuestros clientes a crecer, no podemos dar por supuesto que están pensando en el cliente cúbico por defecto. Parte del valor que nosotros les podemos agregar es elevar su nivel de conciencia al respecto, articulándolo en una solución concreta, acorde a su nivel de madurez, pero que les permita dar un paso más allá.
Del Ego al Eco: la complejidad y la volatilidad del mundo actual nos obliga a transitar la evolución de una consciencia individual a una consciencia colectiva e interconectada que nos permita adaptarnos y responder efectivamente a las demandas del entorno, entendiendo que integramos un sistema mayor, en el que nos impactamos mutuamente.
Compartimos el artículo “Multiplica y salta” de Gustavo Mas, Gerente Comercial de MILICIC, que forma parte de la serie “Signos” de su autoría, publicada en la prestigiosa escuela de negocios INALDE.
Quienes creamos, desarrollamos y/o gestionamos negocios tenemos muy presente el imperativo de renovar constantemente la propuesta de valor para anticiparnos o acompañar las mutaciones del contexto.
La compulsión a la ilusión está creciendo exponencialmente, generando un riesgo existencial. Me inquieta mucho la compulsión a ilusionarnos, en su cara de negación de la realidad o exculpadora de nuestra responsabilidad existencial.
Cuando colaboramos con un equipo de conducción o entre los equipos de conducción funcionales para apalancar la creación de valor en los procesos clave de negocio evidenciamos tempranamente que la colaboración como apelación cultural no solo es insuficiente, sino que, en muchos casos, es francamente una letanía irresponsable.
Porque disfrutar del trabajar es lo más lindo que a uno le puede pasar en la vida y lo que nos inscribe en un buen trabajo: el del viaje, el del proyecto vital, el de la creación de valor junto a otros y, sobre todo, el del servicio a los demás.
Existen probabilidades ciertas de que la inteligencia artificial se coma a la Humanidad a la hora de la cena. Debemos mantenernos atentos, informados y conscientes al respecto antes de tranquilizarnos por las apelaciones cliché sobre un balance en favor de sus beneficios o las respuestas tecnocráticas respecto de nuestra posibilidad de controlar todos sus riesgos.